Aldo Dávalos, de yerbatera Anahí.

El misionero con "pasta de patrón" que dirigió un gigante de los '80 y hoy tiene éxito con la yerba mate en Chile

Por Martín Boerr

“Yo creo que la clave en mi historia personal es una palabra: resiliencia”, dice Aldo Dávalos, un empresario misionero radicado en Chile hace casi 40 años y, por ende, prácticamente un desconocido en estas tierras, salvo por sus círculos comerciales y familiares más cercanos.

Dávalos -un gigante que mide 1,90, y es de esas personas que cuando dan la mano, tiene que medir la fuerza- es hoy un exitoso emprendedor yerbatero en Chile, donde creó una cartera de marcas adaptadas al gusto y al paladar trasandino en sabor, en molienda y en packaging, que lograron imponerse.

La historia de Dávalos es atrapante, nació en un hogar modesto, su padre era de Cerró Corá y fue prefecturiano, y su madre oriunda de Bonpland. “Vivíamos en una casa cerca de El Brete donde llovía y se inundaba todo, no sobraba nada, pero había mucha solidaridad”, explica en una entrevista en la redacción de Plan B, este hombre de 67 años que muestra mucha vitalidad.

Dávalos cuenta que un hecho fortuito cambió su vida para bien. Se trata de sus estudios, en el colegio Santa Catalina donde cruzó su camino con un sacerdote jesuita llamado Francisco Wessling, que también enseñaba en el colegio Roque González.

“Nos formó, nos enseñó valores, coherencia, le debemos mucho”, señala. Y no lo dice por decir, el motivo de su visita a Posadas fue entregar 10 becas para estudiantes del Santa Catalina, buscando devolver un poco de lo que recibió. Como no podía ser de otra manera, llevan el nombre de “Beca Francisco Wessling”.

El Grupo Lillieskold

Con esa resiliencia que le dieron las carencias y la formación que aportó Wessling, a Dávalos le fue bien de inmediato cuando empezó a trabajar en el grupo Lillieskold, una empresa de Misiones fundada por un inmigrante sueco que tallaba fuerte en yerba mate, té, madera y transporte.

Ahí empezó a trabajar con 20 años y su formación de Perito Mercantil, pero con muchos conocimientos técnicos. Lillieskold tenía molinos de yerba mate y te (y marcas), forestaciones, además comercializar camiones Mercedes Benz, estaciones de servicio Esso y hasta una financiera (Argenofin). Tenía aviones propios para trasladarse y una chequera abierta para volar en cualquier momento a Buenos Aires en Austral o Aerolíneas Argentinas.

“Fue uno de los grupos empresarios más grandes de Misiones en los años 70 y 80, pensábamos que era imposible que pudiera fundirse pero en este país puede pasar cualquier cosa”, recuerda.

“Pasta de patrón”

A los 24 años, ya casado con dos hijos, estaba por abandonar el trabajo en donde le iba muy bien para continuar estudiando, quería seguir formándose con esa inquietud por el saber que le dejó el padre Wesling.

Sin embargo, cuando avisó sus intenciones, Don Jesper Lillieskold lo paró en seco y le pidió que se quedara, explicándole su situación con unas pocas palabras, como suelen ser los inmigrantes que hablan poco y dicen mucho:

“No te vayas, vos tenés pasta de patrón”, le dijo el sueco, que por entonces tenía su residencia en Alem. A pesar de tener dos hijos, que también lo ayudaban, decidió confiarle aDávalos amplios poderes para administrar su grupo empresario.

Lillieskold era realmente grande y tenía oficinas en Buenos Aires e intereses comerciales en Brasil y Chile. Con el tiempo, fueron los negocios en el país trasandino los que fueron llevando a Dávalos al otro lado de la cordillera, así fue pasando de administrar los negocios de alguien más a ser un empresario. Una transición que no siempre sale bien ni es tan común en el mundo de los negocios.

Dávalos estaba en Chile cuando ocurrió la hiperinflación y la crisis de 1989/90, bastante parecida en su gravedad a la de 2001/2002. La hiperinflación le dio un golpe fuerte a un grupo que se creía, no podía fundirse. Un gran error, ya que en la Argentina una crisis puede tumbar a una empresa si está posicionada del lado incorrecto de cómo se resuelve esa crisis.

Aldo Dávalos
Aldo Dávalos, siempre vuelve a Posadas, donde tiene una casa y una hija. Sus otros dos hijos están en Chile y trabajan en Anahí.

La yerbatera Anahí

A principios de los 90, ya en el declive final del grupo empresarial, don Jesper -de quien Dávalos habla con un gran cariño- le dejó la marca de yerba mate Anahí, muy reconocida en el mercado. “Esto es tuyo”, le dijo.

El empresario misionero, que ya trabajaba llevando yerba mate misionera a Chile, empezó a desarrollar lentamente su propia empresa con un gran olfato comercial.

Al principio le compraba la yerba molida a la familia Urrutia, y luego tras la muerte de Don Enrique Urrutia (en 2004) fue desarrollando otros proveedores. “Hoy también importamos la yerba desde Brasil”, explica.

Una de los grandes aciertos para ganar el favor del paladar chileno fue el tipo de molienda con el que fue probando hasta dar con el punto exacto.

Otro acierto de Anahí fue el packaging, diseñado para que luzca en las góndolas de los supermercados y autoservicios medianos y chicos. “Nosotros tratamos de evitar a las grandes cadenas comerciales, porque tienen un gran poder para imponer sus condiciones”, señala.

Una de las innovaciones de Anahí fue el envase de yerba mate transparente, que permite que se vea el producto sin necesidad de abrirlo. Toda una innovación para la Argentina, donde ese tipo de paquetes son comunes en fideos, arroz o azúcar, pero nunca en yerba mate.

Pensando en el colorido de las góndolas, las distintas marcas de la yerbatera Anahí (que es una marca “paraguas”) tienen indentidades visuales muy diferenciadas. “Mirá como quedan en la góndola”, dice Dávalos, mostrando una foto colorida de un punto de venta.

Los nombres de sus marcas son Curitibana, Rodeo (ambas, despaladas), Guaratuba, Yi-Yi (con palo), Mapuche (con palo) -atendiendo al gran consumo del Sur de Chile-, y Flor de Yerba (compuesta) y Condesa.

Mercado de Estados Unidos

Pero las ideas y proyectos de Dávalos con la yerba mate no se limitan a Chile. Ahora están desarrollando el mercado de los Estados Unidos y Canadá a partir de una alianza con Amazon, donde ya fueron aceptados como tienda oficial del gigante del e-commerce. “Nosotros le enviamos la yerba mate a ellos que la distribuyen a partir de las ventas que se realizan”, explica.

Para los Estados Unidos también desarrollaron un paquete especial en una coqueta caja.

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