Andresito (Florencia Goncalves, para Plan B).
Caída la tardecita del lunes, empezó cierto alboroto en el centro de Andresito y se vivía un clima festivo. La llegada de representantes del gremio de los trabajadores rurales de San Juan, Córdoba, Buenos Aires y Salta, preanunciaban que algo importante estaba por suceder en este pueblo situado literalmente en la punta del país, el extremo más lejano de la capital misionera y situado a 1300 kilómetros del Obelisco.
Todos se fueron congregando en la sede del Sindicato Único de Trabajadores Obreros Rurales (SUOR) para acompañar un hecho visagra en la vida de los tareferos, el último eslabón de la cadena yerbatera. Sin tareferos no habría mateada de más de medio país cada mañana, ni podría sostenerse una industria que ya vende 1 millón de paquetes de yerba por día: todos se reunieron aquí para la apertura del primer Jardín de Cosecha Zamba.
Se trata de un jardín-escuela pensado para los hijos de los tareferos, que abrirá sus puertas a las 4 de la mañana (el horario en que se levantan los tareferos para ir al yerbal) y apunta a educar y contener a chicos de edades entre los 5 y los 16 años mientras sus padres trabajan en la cosecha.
Es el intento más contundente en años por empezar a erradicar el trabajo infantil en los yerbales. Una política que se caracteriza por estar llena de palabras y buenas intenciones en los despachos y foros públicos, pero con pocos hechos concretos en los campos y yerbales.
La inauguración de este centro tiene a varios responsables, pero sin dudas una de las más importantes es Ana Cubilla. La primera mujer sindicalista del sector agrario, actual secretaria general del SUOR y figura clave en la concreción de este proyecto, los recibía con gran entusiasmo y abrazos que iban y venían.
Cubilla tiene 52 años y está curtida por el trabajo duro. Trabajó en frigoríficos en Buenos Aires, un ambiente siempre rústico para una mujer, y también en multinacionales como Monsanto y Nidera.
La mujer es oriunda de Puerto Mado y contó a Plan B que “el primer logro fue que el Jardín de Cosecha se abra a las 4 de la mañana. El segundo, la articulación de la primera cadena de la yerba mate: el productor y el trabajador”.
“Nos encontramos en el camino con Julio -en relación a Peterson- y vamos juntos logrando cosas”, indicó con gran entusiasmo, destacando además que es la primera vez que un pequeño productor ocupa una banca en la diputación de la provincia.
“Ojalá se replique en todo Misiones”
“Ojalá este modelo prospere alrededor nuestro y en toda la provincia. Tenemos que replicar esta iniciativa”, sentenció con una felicidad contagiosa.
Y no es para menos porque Zamba, la receta novedosa para el “gurí tarefero” apuesta a ser un punto de inflexión en la vida de 60 niños y adolescentes del barrio 20 de Junio, ese epicentro que congrega a más de 1.600 familias de pequeños productores y trabajadores de la yerba mate.
La iniciativa del Jardín de Cosecha se concretó gracias al trabajo articulado entre la Asociación Civil de Productores Yerbateros del Norte (ACPYN), el Sindicato Único de Obreros Rurales (SUOR) la Federación de Trabajadores Agrarios de la Actividad Primaria (FETAP) y la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. A esto se sumaron algunas cooperativas y empresas yerbateras.
La iniciativa no solo es clave para prevenir el trabajo infantil en la yerba mate y otras producciones locales sino que se impone como el primer espacio de cuidado para la primera infancia en el barrio.
“Queremos garantizar a los consumidores de yerba mate que el sector yerbatero se ocupa de mejorar las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores y pequeños productores. Unimos esfuerzos para que los padres puedan dejar a la gurisada en un lugar cuidado y seguro mientras ellos trabajan” explicó Julio Peterson, productor yerbatero y actual presidente de ACPYN. Para el productor yerbatero, Zamba es sinónimo de un logro histórico.
Historias de trabajo infantil en el yerbal
“Me acuerdo que cuando hacía frío mi mamá hacía un fueguito para calentarnos las manos y poder seguir tarefeando”, recordó Margarita Mendoza, tarefera desde los 7 años que hoy celebra la apertura de Zamba.
“Es muy importante este lugar para nosotras y sobre todo para los chicos que van a estar seguros y cuidados mientras yo tarefeo”, agregó Margarita.
Rosana Antunez, nacida y criada en Andresito, cuenta que las mujeres trabajadoras rurales nunca contaron con un espacio de cuidado y atención para los niños.
“Tengo 14 hermanos y soy la mayor. Yo no pude estudiar porque tenía que atenderlos y mi mamá y papá trabajaban en la yerba… si mis papás faltaban al trabajo nos faltaba la comida”, explica Antúnez.
Zaira, Sabrina y Sofía tienen 7, 10 y 8 años y son algunas de las niñas que podrán asistir a Zamba en su propio barrio, mientras sus padres tarefean y “cortan madera”.
Sus días transcurren en las calles de tierra colorada, con los pies descalzos y jugando con lo que encuentren por ahí.
Sus sueños son como el de la mayoría de los niños y van rompiendo los órdenes preestablecidos: sólo quieren jugar, eso tan sencillo que a la vista de algunos es tan complicado. Sobre todo para aquellos adultos que fueron niños trabajadores. “Vamos a venir para que nos cuenten historias y jugar”, dicen.
“Yo estoy feliz porque quiero venir todos los días y jugar, ver los chicos jugando y feliz” contó a Plan B Zaira, enfrente al yerbal.
Marga, Lourdes, Patricia y Alejandra integran junto a otras mujeres el proyecto Vistiendo Tareferos, una iniciativa cooperativa textil mediante la cual elaboraron alfombras y colchas con materiales reciclados y donaciones.
Puntapié inicial
La inauguración de Zamba en la localidad donde empieza la patria, contó con un fuerte respaldo de Desarrollo Social de la Nación a los dos primeros eslabones de la cadena productiva de la yerba mate: trabajadores y productores.
La presencia de Gabriel Lerner, el Secretario Nacional de Niñez y una gran comitiva lo dejó a la vista. El funcionario sentenció que “sólo hay trabajo infantil donde hay trabajo precario”.
También estuvieron la Ministra de Trabajo y Empleo, Silvana Giménez; los intendentes de Andresito, San Antonio, Puerto Libertad y Wanda; representantes de ACPYN, el SUOR y vecinos del barrio.
Julio Peterson hizo de nexo entre el sector productivo y Nación: “Pongamos a disposición todo para el futuro de los que van a venir”, propuso.
“Ojalá que esto se replique en otros lugares de la provincia. Todos los padres y trabajadores tenemos el mismo problema: esa sensación que nos genera dejar a nuestros hijos cuando vamos a trabajar”, dijo Juan Szychowski, presidente del Instituto Nacional de la Yerba Mate.
Silvana Giménez agradeció la invitación al evento y detalló que agradeció el aporte del Estado nacional, señalando que la articulación es el camino.
Sin dudas, la presencia de los referentes de la Nación generó algo llamativo para algunos y, hasta prometedor para otros: distintos actores que esbozan acciones para prevenir el trabajo infantil que generalmente suelen no cruzarse, compartieron escenario y dialogaron.
Frente a eso, la pregunta del millón es: ¿será este el comienzo de una nueva realidad para los tareferos y sus hijos?