En el día de ayer el ministro de Economía, Martín Guzmán, se refirió al llamado “impuesto a la renta inesperada” que el Gobierno Nacional pretende enviar al Congreso para que se debata y eventualmente sancione y con el cual piensa recaudar dinero para atenuar las consecuencias de la aceleración de la inflación que se registró en los últimos meses y que le atribuye a la guerra en Ucrania.
La invasión de Rusia a Ucrania, como se sabe, generó una disparada en los precios de las materias primas, como petróleo, alimentos (trigo, maíz, soja, etc.) y otros.
“Hay un shock sin precedentes de la combinacion de la pandemia, las medidas que se tomaron y ahora la guerra en Ucrania, esto está generando fuerte preción en precios de los alimentos, la energía y los metales en todo el mundo”, detalló el ministro.
La idea de Martín Guzmán es aplicar un impuesto a las grandes empresas que tengan ganancias superiores a los 1.000 millones de pesos netos imponibles en el año 2022 en curso. Sería, por lo tanto, un impuesto que se recaudaría en 2023 una vez que las empresas hayan cerrado sus balances.
Según los datos que ofreció Guzmán, si se tomara ese parámetro para los resultados económicos del año pasado apenas el 3,2% de las empresas del país ganaron en 2021 más de 1.000 millones de pesos netos imponibles.
“Este es un parámetro necesario pero no el único”, dijo Guzmán, quien también señaló que si las empresas en cuestión reinvertían para aumentar su capacidad productiva iban a tener algún tipo de alivio sobre este eventual nuevo impuesto.
Crecimiento fuerte de márgenes y ganancias, respecto a 2021
Además, Guzmán señaló que las empresas tienen que tener un incremento fuerte de sus ganancias entre el 2022 y 2021.
“Habrá otros criterios, la ganancia neta imponible real tiene que haber aumentado de forma significativa en 2022 con respecto a 2021 y además el resultado en relación a las ventas, lo que conocemos como márgen de gannacia, tiene que ser elevado en 2022”, dijo Guzmán.
El margen de ganancia es lo que a una empresa le queda cuando a lo que cobra por vender un producto le resta todos los costos asociados a ese producto, incluyendo el costo de la mercadería, gastos administrativos, salarios, etc. Si se produce un incremento fuerte de precios como la energía o los precios del trigo o el maíz, el Gobierno Nacional apunta a las empresas que como producto de ese aumento elevaron sus márgenes de ganancias.
“Si la renta inesperada se canaliza a al reinversión productiva el monto de la contribución será menor”, dijo Guzmán.
“Lo que estamos buscando es construir un mecanismo para garantizar que este shock de la guerra no tenga un impacto desigualador y regresivo en nuestra sociedad lo cual seria muy injusto”, señaló ayer el ministro de Economía, flanqueado por el presidente Alberto Fernández, cuando anunció los lineamientos de este nuevo posible impuesto (debe ser aprobado por el Congreso, algo que se considera difícil) y del llamado IFE 4 (un pago de 18.000 pesos a trabajadores en negro y monotributistas de las categorías más bajas).
“Que el crecimiento sea compartido y no se beneficien unos pocos, que les llegue a todos los trabajadores y trabajadoras, jubilados y jubiladas. Buscamos construir un mecanismo que nos permita poder capturar parte de la renta inesperada que no es producto de inversiones adicionales sino de la guerra”, detalló Guzmán.
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