Por Ricardo “Cacho” Barrios Arrechea*
La Argentina vista desde España
Como algunos amigos saben, desde hace unos días estoy en España tras decidirme a realizar ese viaje tantas veces postergado, para visitar la región de donde vienen mis antepasados. Recorrer el norte de España, Navarra, la costa del Cantábrico y el País Vasco es tan interesante para observar cómo están los españoles, pero también como en todo viaje, sirve para reflexionar sobre nuestra queridísima Argentina.
Viajar sirve para querer más lo que se tiene por eso acá van algunas reflexiones sobre la Argentina vista desde España. O desde lejos…
Nuestro país viene dando tumbos en una constante decadencia desde hace varias décadas y no encuentra un rumbo ni la intención manifiesta de encontrarlo por parte de la dirigencia política y tampoco de la empresaria o gremial. Si hay cambios necesarios que los haga el otro, nadie está dispuesto a ceder, parece ser el razonamiento de cualquier sector.
Se suceden fracasos cada cuatro años, la gente se soltó de los partidos políticos y vota castigando el nuevo fracaso. Vota en contra, lo que significa un contrasentido. Se trata de una elección donde no hay un ganador, solamente un perdedor y un destinatario del voto castigo receptor de votos temporario durante 24 meses. La urna no tiene partido o frente ganador, solamente es depósito de bronca y frustración.
Como la nueva consulta es a cortos 24 meses, la tarea del nuevo gobierno Gobierno se concentra en acciones populistas con el afán de sostener el préstamo de votos y se gobierna sin resolver problemas de fondo que vienen carcomiendo la Argentina desde décadas, que no son abordados -ni lo serán-, si no se buscan honestamente políticas de consenso y que se sostengan en el tiempo, esté quien esté al frente del Ejecutivo.
Hay sí una cuestión manifiesta en la dirigencia y es la raíz de peronismo o anti peronismo, que subyace sin resolución a la vista. También en parte de la sociedad, volcada a la llamada “grieta”.
Perón volvió del exilio como un “león herbívoro”, toda una definición del propio líder que abandonaba las posiciones y conflictos de 25 años atrás que dividieron a la sociedad argentina.
Sin embargo desde ambos extremos sin disminuir de intensidad se vuelve a encender el conflicto y sostener una grieta que paraliza al país. Se cambian los nombres de los frentes, pero no dejan de ser trincheras desde donde la dirigencia, con renovados argumentos y maquillajes de ocasión, mantienen el fervor de sus seguidores.
Todavía no se inventó un plebiscito: Grieta Sí o Grieta No. Porque los “grieteros” perderían por escándalo.
La cuestión de fondo es la siguiente:
La Argentina es como un automóvil antiguo que duerme en una playa de estacionamiento, con apenas combustible y está imposibilitada de andar, avanzar, correr como necesita hacerlo.
Se pretende resolver sus problemas haciéndole chapa y pintura o distintos maquillajes sin reemplazar las piezas obsoletas y además agregar las contemporáneas que hacen crecer los países desarrollados. Pasan los años y el “capot” sigue cerrado. Nadie quiere abrirlo y ponerse a trabajar en cambiar la maquinaria y adaptarla a estos tiempos.
Los nuevos pilotos que gobiernan enarbolan propuestas y soluciones para distintas enfermedades que padecemos, pero se montan obligadamente en el mismo automóvil y terminan de la misma manera.
Y seguirán terminando sí no hay una política de consenso para resolver los problemas básicos y primeros. No recuerdo la intención seria de hacerlo por parte de ningún Frente porque a esta generación le falta coraje, y pensar en el País y la gente con mayor fervor.
Se fantasea con refundar, con soluciones diversas pero nadie se anima a dar el paso. Humildemente convocar al adversario y ponerse de acuerdo en cuestiones básicas para poder arrancar…y el adversario debería aceptar sin especular si hay ganancias o pérdidas.
Hay que tener él coraje y la estrategia que tuvo Raúl Alfonsín para quebrar un ciclo de 50 años de golpes de Estado con el Juicio a las Juntas Militares de la Dictadura y proclamar en discursos que hacían cabalgar corazones dos puntos: “Nunca más saldrá gratis un golpe de Estado en la Argentina”. Si no lo hubiese hecho valientemente, la Democracia permanente que conquistó hubiese terminado con la historia de siempre: golpe civil-militar y adiós gobierno y Democracia. Lo arriesgó todo y sólo así lo pudo conseguir.
O cómo lo lograron los españoles al salir de una Dictadura de décadas con un Pacto donde todos depusieron algo, desde comunistas hasta la derecha más conservadora, junto a empresarios y sindicalistas prebendarios de un Estado fascista, lograron ponerse de acuerdo en resolver los problemas que era carne cultural en un País congelado por 40 años de régimen franquista.
Pero antes de entrar a negociar dejaron las ideologías e intereses en la puerta y consiguieron llevar a España a ser un país moderno con una inmensa clase media y muy pocos pobres.
No tuvieron pudor en entrar en la OTAN, todo un sacrilegio en el Partido Socialista español, luego en la Unión Europea y posteriormente convertirse en el gran país que es hoy, más allá de las crisis económicas y políticas que atraviesan.
¿Argentina puede repetir lo que hizo España? Vale recordar que ellos estaban mucho peor que nosotros. Perón en la década del 50 les mandó un barco cargado de granos para paliar el hambre del pueblo español.
Hay que dejar las discusiones “playitas” e ir al hueso de los problemas argentinos y debatirlos. Mientras la dirigencia argentina no se anime a cruzar el otro lado de la grieta, debatir un consenso básico, deponiendo ideologías y poniéndose de acuerdo con empresarios, sindicalistas, organizaciones sociales para poner a la argentina en un Fórmula 1, seguiremos en el camino de la decadencia, mintiéndonos, acribillando micrófonos en chicanas estériles, bastardeando una Democracia que puede terminar bajando los brazos.
El negocio no es la grieta, el negocio es consenso para desarrollar la argentina y después competir para que podamos votar al mejor, no contra el peor.