En los últimos días se conoció la “crónica de la muerte anunciada”, un nuevo capítulo de irregularidades cometidas en una de las áreas más sensibles del Estado misionero, agravado por el contexto que se vive a nivel mundial y donde las necesidades y urgencias que se manifiestan día a día producto de la pandemia del Covid-19 son las más visibles y se las consideraría de primer orden en todo gobierno que goce de sensatez.
Pero en ésta oportunidad podría decirse que nuevamente la ministra de Desarrollo Social de Misiones, Benilda Dammer, ha vuelto a generar una imagen negativa para el oficialismo provincial a tan sólo días de las elecciones PASO que se desarrollará en el país el 12 de septiembre.
A la polémica de las irregularidades en el método de distribución y de las sospechas de acopio/retención de los módulos alimenticios, ahora a los yerros de Dammer hay que sumarle el enojo de varios mandatarios comunales, los que hace tiempo vienen soportando que la ministra no atienda los pedidos, y mucho menos, que les brinde soluciones ante el terreno adverso con el que deben lidiar los jefes municipales.
De esta manera, la figura de la actual ministra suma un nuevo capítulo polémica a su gestión. Entendiendo que en política ponerse en contra a los intendentes es prácticamente “pegarse un tiro en el pie”.
De todo esto un sinfín de preguntas pueden desprenderse, la más sobresaliente es: ¿Cuánto de imagen negativa significa la ministra para el Frente Renovador misionero?
Lo reproches puertas adentro del propio Frente Renovador, es que cuando estalló mediáticamente las irregularidades del organismo que conduce, la ministra Dammer estaba participando en la ciudad Resistencia (Chaco), de la Cumbre para el Desarrollo Social del Norte Grande en complicidad con el gobernador de esa ciudad, el kirchnerista “ rompe diarios” Jorge Capitanich.
¿Dammer le suma al kirchnerismo y le resta a la Renovación?
Por otro lado, un dato no menor es que desde el propio Ejecutivo Provincial se han convertido en compradores compulsivos de problemas y polémicas, es el caso del ex ministro de Industria de Misiones , Luís Lichowski -quien tiene una causa penal abierta y en proceso- que ha retomado el rectorado de la universidad que maneja su familia y que funciona en la capital misionera.
Desde ese espacio continúa firmado nuevos convenios de pasantías rentadas para sus alumnos, en este caso la rúbrica se concretó con el Polo TIC Misiones, sector que hace algunos meses atrás era manejado desde la órbita del propio Lichowski, quien tomaba las decisiones como Ministro de Industria.
¿Por qué el Estado debe seguir destinando dinero para beneficiar a un exfuncionario que ha renunciado sin dar explicaciones pero que quiere continuar viviendo de los recursos de los misioneros?