Por Alfredo Schiavoni*
Las elecciones legislativas provinciales celebradas el pasado domingo en Misiones, nos dejan algunas reflexiones.
No era oportuno convocar a votar el 6 de junio. En efecto, el bajísimo porcentaje de votantes que se hizo, o lo hicieron, presente el domingo para ir a votar, determina que la gente en general está más preocupada por su salud que por elegir a sus representantes. Esta situación fue advertida en reiteradas oportunidades por la oposición. El gobierno provincial hizo caso omiso. Es probable que las condiciones climáticas hayan reforzado el deseo de los misioneros de quedarse en sus casas y no exponerse a contagios innecesarios.
En segundo término, el despliegue de campaña en medio de una crisis sanitaria y económica, no aparece como algo simpático a los ojos del electorado. El Frente Renovador volvió a utilizar, igual o aún más que en 2019, los recursos del Estado en función de sus intereses electorales. Los resultados no fueron los mismos, y no porque la gente se niegue a recibir el festival de bolsas de mercaderías, chapas, vacunas, electrodomésticos, etc.
Se aceptó igual, pero el efecto sobre los resultados electorales no fue el mismo. “Primero Misiones” no fue primero en los votos. Si bien es cierto fueron la opción individual más votada, quedó claro que más del 53% de los misioneros que fueron a votar, no lo hicieron por la Renovación. De los votos positivos obtuvieron cerca del 47%. Quiere decir qué, de los más de 948 mil electores habilitados para votar el domingo, la Renovación obtuvo poco menos de 240 mil votos. ¿“Primero Misiones”?
El planteo de campaña con grandes y costosos carteles en la vía pública, literalmente, porque plantaron estructuras para sus gigantografías en plazas, espacios verdes, canteros, etc., sumado a la saturación en redes sociales, mensajes telefónicos, medios de difusión oficiales y privados, etc., no alcanzó para imponer la idea del supuesto “misionerismo” expresado en el slogan “Primero Misiones”. No lograron a convencer a la mitad de los misioneros que se acercaron a votar. El esquema de campaña planteado por la Renovación fue alcanzado por la ley de los rendimientos decrecientes (a más plata, menos votos).
El esfuerzo publicitario por despegarse del kirchnerismo, tampoco alcanzó. Más allá de la estrategia de la Renovación de aparecer como algo distinto al FDT, el electorado misionero les facturó su travestismo político. En la era de las comunicaciones no se puede decir una cosa en Misiones y hacer otra en CABA. La gente se entera, y evidentemente no le gusta. La Renovación profesa misionerismo en Misiones y kirchnerismo en Buenos Aires. En el Congreso de la Nación votan postergación de las PASO y en Misiones adelantan las elecciones. La incoherencia se paga en las urnas.
En conclusión, al gobierno renovador le cuesta cada vez más caro sostener sus resultados electorales. Los propios dirigentes roviristas proclamaban a los cuatro vientos un resultado aplastante, similar a junio del 2019. En sus más humildes especulaciones hablaban de 15/16 diputados, y como mínimo 5 concejales en Posadas. Sencillamente, no ocurrió. La gente se está cansando.
*Alfredo Schiavoni es diputado nacional por Juntos por el Cambio.