Eduardo Elsztain es el CEO del grupo IRSA y uno de los empresarios más importantes de la Argentina, en un mano a mano con el diario La Nación habló de las perspectivas de la economía del país y la política económica del Gobierno Nacional, también de qué va a pasar con los precios de las propiedades.
¿Cómo la estás viendo, sentís que la Argentina tiene la pelota en la puerta del arco para meter el gol?
-Me gusta lo que está pasando, tener previsibilidad, reglas claras y largo plazo nos permite arriesgar y emprender. La Argentina tiene un potencial y un talento humano con capacidad para sobrevivir. Pero siempre estuvimos más preparados para repetir una crisis que para poder emprender. Lograr entender el largo plazo donde todas las fuerzas vivas empiezan a lograr que cada uno haga lo que sabe le da una oportunidad única al país. La parte política, para mí fue muy valiosa, la salida del cepo fue una necesidad, y volver a estar en el mercado emergente mundial nos permite tener entrada de capitales inversión real y una visión de largo plazo muy importante.
-¿Sentís que ahora hay reglas claras?
-Creo que hay condiciones para poder seguir haciendo cambios, todavía no me animaría a decir que está todo el panorama despejado. Cuando el que hace las inversiones es el sector privado, sabe qué riesgo toma, cuánto puede ganar o perder. Cuando el negocio lo hace solo el soberano si pierde no nos enteramos. Entonces, las reglas claras se van a ir viendo en la medida que se avance con las reformas: la impositiva y la laboral. Es decir, hay un montón de pasos sobre los que todavía nadie tiene claridad, pero creo que se va a dar un contexto con más gente animándose a hacer cosas. Para mí y desde un lugar de empresario este es un momento más difícil porque hay más gente dispuesta a tomar riesgo y eso es bueno.

¿En qué sectores están viendo las mayores oportunidades?
Hay oportunidades en todo, pero lo más importante tiene que ver con el talento argentino. Hay que destapar eso. A mí, una de las cosas que más me preocupan siempre cuando decimos que tenemos activos es que están desde hace 100 años, pero estuvieron trabados, y los activos que están bajo tierra no tienen valor si no tienen un equipo de trabajo profesional que los ponga en movimiento. Entonces hoy estamos contentos con el desarrollo de Vaca Muerta, hablamos de minería, de litio, del desarrollo del campo, son todos activos potenciales que en la medida que el capital confía más, el riesgo empresario aumenta y se usa el talento puede multiplicarse. Veo por ejemplo el fenómeno brasileño que triplicó la producción agrícola en los últimos 15 años. No hay dudas que todos esos activos que tenemos van a valer mucho más cuando estén en movimiento. El desafío no es decir como país tenemos activos sino estamos en movimiento. Para mí es mucho más importante la palabra emprender, hacer, agregar, invertir y probar que el activo.
El mejor consejo para alguien que emprende es no esperar que el contexto sea perfecto en todas las dimensiones. El empezar a ser ya es una energía que te permite estar en movimiento. Y entender que para tener una visión de largo plazo hay que esperar mucho tiempo sobre todo en el negocio inmobiliario. Nadie hace un edificio en 24 horas, nadie desarrolla un barrio en 24 horas, nadie crea ni oficinas ni campos.
-¿Te sorprendió el ritmo al que vendiste los terrenos de Ramblas, el proyecto que tenés en el sur de la ciudad de Buenos Aires?
-No me sorprendió porque lo esperamos 28 años. Es un proyecto que lo compramos en el año 1997 y las aprobaciones nos salieron hace menos de un año. Con lo cual esperamos casi tres décadas. Y creo que me dio mucho placer, mucha satisfacción, ver que una visión de tanto tiempo atrás era respaldada por el mercado. Nuestra proyección original del presupuesto era arrancar con cuatro edificios, y llevamos firmados quince.

-¿Qué tiene ese barrio, por qué te animaste al sur de la ciudad?
-Es una visión de mucho tiempo, es un barrio nuevo con una rambla única, el único espacio que va a dar al río, con un parque que va a ser uno de los parques más grandes de la ciudad con acceso a menos de media hora del aeropuerto de Ezeiza, directo al río, y a pasos caminando del centro. Ahora, una cosa es verlo y decir que esta oportunidad no se repite en la Ciudad de Buenos Aires, y otra cosa es ver que las mejores empresas constructoras quieren estar ahí. Fue más rápido de lo esperado e ir con un equipo de quince es mucho mejor que ir solos.
-¿Cómo ves el potencial del mercado inmobiliario en el país?
-Estamos acostumbrados a trabajar en un mercado inmobiliario en un país en el que la liquidez está fuera del sistema financiero lo que nos hace no tener crédito, y al no tener financiación las operaciones en este sector son de contado, y mientras sea así, los precios estarán por debajo en comparación a un mercado con crédito. Entonces para mí el sector inmobiliario argentino es el de mayor potencialidad del continente, y no sé si no es del planeta. El tema es que toda la población decidió refugiarse afuera, no importa si en un banco, en el colchón, en una caja fuerte, en Madrid, o en cualquier país del mundo, y eso generó que no haya crédito: en la Argentina solo representa el 0,5% del PBI, cuando el promedio mundial es muchas veces mayor.
-El Banco Hipotecario fue el primero en lanzar créditos cuando nadie lo esperaba. ¿Por qué te animaste?
-Mira, los mejores negocios siempre los hice con miedo, y reconozco que cuando dije vamos a prestar a largo plazo me dio miedo, pero cuando veo que todos los bancos salieron detrás, me dio tranquilidad. El crédito es confianza. Si a alguien no le confío, no le puedo vender en 100 cuotas. Lo que se rompió en el país fue la confianza. La confianza se rompe en 30 segundos y rearmarla nos va a llevar mucho tiempo. La potencialidad de poder utilizar las fuerzas que tenemos armando confianza es a lo que le veo tanto potencial porque lo desarmamos y ahora hasta en situaciones positivas seguimos diciendo ¿Es verdad? La sensación es que estamos inmunizados y preparados siempre para algo más difícil. Si lo lideramos, creo que el mercado de crédito va a crecer por la confianza de la población, no de los bancos.
-Y te animaste al modelo de coworking, oficinas con siestario, canchas de padel, sala de juegos… No te imagino aprobando ese proyecto…
-El coworking es una idea de un hijo y no me quiero llevar ese crédito. Lo hicimos en DOT en una zona donde realizamos una transformación de una zona barrial. Fue una de las primeras compras hechas por la compañía en 1991, estamos hablando de casi 35 años, fue un remate, sin el efectivo. Compré el terreno, no íbamos a hacer el shopping, hablamos 10 años para hacerlo, no teníamos la financiación, lo vendimos, lo dejamos en garantía de la compra de un edificio, nos ejercieron la opción, después lo compró un grupo español, lo volvimos a financiar el desarrollo del shopping, volvimos a quedar socios con el español, compramos el edificio de Philips 15 años más tarde, lo reciclamos y hoy es la zona donde está la casa central del Mercado Libre que es la compañía más importante del país.
Entonces nos quedó el edificio principal, un edificio hecho hace muchísimas décadas, y el frente que miraba General Paz y la Panamericana que es una arteria principal del país, y mi hijo me dijo, puedo empezarlo a alquilar para hacer coworking, y hoy es un furor que yo no termino de entender.

-¿Qué es innovar en un contexto de cambios vertiginosos y mucha incertidumbre generada por el avance de la IA?
-La innovación hay que hacerla con el que sabe innovar. Cuando uno se mete a innovar y tiene más de 40 o de 30 está equivocado. No es que quiera definirme como una persona mayor, pero ya en el año 2000 cuando vino el boom de Internet, les dije a todas las empresas “vayan a ser la compañía del Internet”, y en cinco invertimos fortuna de dinero con gente mayor que no entendía el idioma, y la mayor parte de las inversiones que hicimos fueron a pérdida. Ahora hubo un emprendedor de 20 años que hicimos match en Cresud, invertimos con él y hoy es uno de los inversores más importantes del agro argentino, fundador de FyO. Con lo cual aprendí que innovar no es una palabra linda: es el talento de quien lo lleva adelante, es asociarse con alguien joven que habla el idioma actual. Ahí está la innovación. Por eso, el coworking está lleno de compañías innovadoras que también fueron hechas por jóvenes. Probablemente si lo hubiese diseñado yo, dirían que oficina aburrida. Entonces para mi innovar es invertir en gente joven.
-¿Estás mirando otros sectores además del real estate?
-En los últimos 45 años, el eje central de la compañía fue el real estate: viviendas, retail, oficinas, campos. El 90 por ciento de nuestra actividad es inversión y financiación en real estate. Pero en la crisis del 2000 me toco como a todos vivir el dramatismo de ver bancos cerrados, corralito, imposibilidad de retirar efectivo. Recuerdo que un amigo me dijo que el Banco Ciudad remataba una monedita de oro que pesa 8 gramos, emitida por el presidente Roca en 1881 y la compré. Para mí fue un ejercicio económico lúdico de calcular que esa moneda valía cinco pesos de los originales, hoy esa moneda de ocho gramos y al valor dólar vale 1000 dólares en pesos 1.400.000 1500.000 pesos, pero en los últimos 44 años desde que se emitió esa moneda le quitamos trece ceros, entonces el cálculo que tengo que hacer es ese número en pesos más trece ceros para medir la equivalencia que hizo el Pte. Roca y ver que hicimos. Esta es una historia que conté este año en Canadá cuando me pidieron que exponga porque era el único empresario argentino que estaba invirtiendo en minería, me daba vergüenza hablar delante de tantos empresarios que venían invirtiendo desde hace años en ese sector y conté esta historia de la monedita mostrando cuánto vale esa moneda hoy y luego mostré un gráfico mostrando la emisión monetaria de los cinco países principales del mundo. ¿Qué quiero decir con esto? En la Argentina tenemos un activo real muy valioso que es que todos sabemos que cuando se emite, la inflación viene siempre. No todo el mundo tiene ese ejercicio aprendido. Y cuando terminé la presentación todos me empezaron a realizar preguntas, y tuve la sensación de que lo nuestro fue muy dramático, pero ya lo vivimos y el mundo viene queriendo emitir todos los meses trillones de dólares y bajar la tasa y que no haya inflación. Creo que ese activo argentino de conocimiento económico de toda la población es muy valioso. Y a partir de aquella experiencia del 2000 empecé a invertir en compañías juniors argentinas a las que le faltaba la financiación para dar el paso siguiente y hace diez años también compramos una mina en San Juan de un grupo extranjero y para poder sobrevivir la cerramos y la pusimos en “mantenimiento y cuidado” con un pequeño plantel de gente cuidándola y ahora, en dos meses si dios quiere estamos en producción de nuevo. Por eso siempre repito no es importante el activo, sino el activo en movimiento. Por eso a veces hay sociedades que no tienen nada, se ponen a producir y hacen genialidades y hay otras que tienen todo y terminan trabadas. Tenemos que salir de la trampa del decir tenemos a hacemos.
-Hace 10 años el país era otro, el modelo económico también, ¿por qué seguías invirtiendo?
-Porque si tenes una idea y esperás el contexto perfecto, no la hacés nunca. Hace un par de semanas estuve en Uruguay donde con un socio hicimos un desarrollo de torres alrededor de una laguna y le pregunté cuándo cerramos este negocio porque no lo recordaba. Solo sabía que había sido en un momento dramático y me dijo lo cerramos la semana anterior a Lehman Brothers y nos peleamos el día del contrato porque quise desarmarlo y vos me dijiste “hagámoslo igual”. Creo que cuando hay una oportunidad y uno siente que lo tiene que hacer si espera el contexto perfecto no lo hace nunca. Es verdad que muchos proyectos que creíamos que nos llevarían cinco o siete años nos llevaron tres décadas. Pero si uno no emprende y arriesga y espera todo de afuera y hecha culpa al contexto no lo hace nunca y si uno no hace, no crece. Y cierro con este concepto sobre emprender: el equipo es más importante que la visión porque si no hay un equipo profesional que implemente la idea no sirve. Estamos frente a una oportunidad: si cada uno hace lo que puede y sabe, mueve la economía de forma más real. La clave es hacer lo que sabemos hacer bien.
Plan B/ La Nación / 15-12-2025

