Un escándalo se produjo ayer en el Concejo Deliberante de Santa Ana cuando el edil opositor, Luis Enrique Silva, se apersonó junto a referentes provinciales de Juntos por el Cambio con la intención de pedir el balance 2020 del Municipio que se había aprobado en sesión exprés una semana antes.
Una “patota” de allegados al intendente Pablo Castro sacó a los empujones al concejal de Juntos por el Cambio y otros referentes de ese espacio entre quienes se encontraban Martin Goerling, Ariel “Pepe” Pianesi y Martin Arjol.
“El concejal Silva nos pidió que lo acompañemos, porque no lograba que accedieran a mostrarle la rendición de cuentas vinculada a los números del balance y no quería aprobarlo sin esa información, sin los comprobantes. Lo que corresponde. Un concejal que audita al Ejecutivo”, explicó Goerling.
“Silva nos pidió que lo acompañáramos para tener más fuerza en su pedido, fuimos para hablar, nos dijo que estaba en una reunión, mientras esperábamos llegó una patota de unos 20 tipos, se pusieron contra nosotros, después salió el intendente y no quizo hablar, y ahí empezó el lío, empujones, gritos y un patoterismo con algo tan básico como es el control del Ejecutivo por parte del Legislativo”, señaló a Plan B, Martín Goerling.
Plan B y otros medios intentaron comunicarse con el jefe comunal Pablo Castro para conocer su versión de los hechos, pero hasta ahora no respondió a esos llamados telefónicos.
“Son empleados municipales”, dijo Silva, en diálogo con el Canal 4.