OPINIÓN.

Perón vuelve y Passalacqua, probablemente, también

Por Martín Boerr

Esta semana finalmente se develó la incógnita: Hugo Passalacqua será el candidato a gobernador por la Renovación en 2023.

La elección de Rovira no sorprendió a nadie, ya se veía venir en la centralidad que fue ganando el obereño en ese micromundo del oficialismo donde se mide cada presencia en un acto, lugar en el escenario, si hace uso de la palabra, quién lo acompaña, etc.

Detalles triviales para la gente común. Pero cargados de significado para aquellos que luchan duramente por ganar espacios cerca de la cúpula del partido oficialista. 

Como ya se dijo otras veces en este espacio, la Renovación es un colectivo que va lleno, donde todos están apretujados y ya no cabe un alfiler. 

Todos quieren subirse a ese “bondi” que maneja la provincia desde hace ya casi 25 años (se si cuenta la etapa pre-renovadora pero con Rovira como gobernador) con una hegemonía absoluta y sin ningún opositor que aparezca con voluntad de disputar el poder.

Porque a pesar de los triunfos en las PASO y las generales de noviembre pasado, otra vez la supuesta oposición en Misiones parece haber tirado la toalla hace tiempo y va por los cargos. 

(Párrafo aparte: Algún día los opositores que arman partidos y le piden el voto a la gente, que se los da con un mandato muy claro, deberían rendir cuentas de su accionar).

De esta manera si el 7 de mayo pasa lo que muchos creen que va a suceder, Hugo Passalacqua se convertirá en el primer misionero en ser gobernador en dos períodos no consecutivos.

Passalacqua podrá decir: volví, como Perón.

Es que el general fue uno de los pocos presidentes argentinos que lograron retornar al poder después de dos mandatos consecutivos (1945-1955) cuando arrasó en las elecciones de 1974, tras su largo exilio.

También lo hizo el otro líder extraordinario, Hipólito Irigoyen, quien regresó en 1928 a la Casa Rosada tras el interregno de 6 años de Marcelo T. de Alvear. 

El 29 de noviembre pasado, en Santo Pipó, Passalacqua y Oscar Herrera Ahaud se abrazan emocionados. Los dos ya sabían lo que se iba a anunciar días después.

El otro fue Julio A. Roca que regresó al Sillón de Rivadavia en 1898 tras 12 años en el llano, aunque ya no con un voto que se pueda calificar como popular.

Carlos Menem estuvo cerca de lograrlo, pero tras imponerse a Néstor Kirchner en primera vuelta en 2003 decidió bajarse del ballotage para no perder por goleada. 

En las provincias es más común el regreso al poder. En Córdoba, José Manuel De la Sota y Juan Schiaretti se intercalaron durante años hasta la trágica muerte del primero. En Santa Fe, Reutemann también volvió en 1999 tras cuatro años afuera.

Pero a nivel provincial no se registraron estos casos. 

Alguno podrá citar como antecedente la vuelta de César Napoleón Ayrault en 1973, como vice de Juan Manuel Irrazábal, tras ser gobernador a comienzos de los 60 (y antes, interventor).

Tuvimos gobernadores que completaron dos períodos consecutivos, a saber: Ramón Puerta, Carlos Rovira y Maurice Closs.

El que tuvo más ganas de volver sin dudas fue el de Aristóbulo del Valle. Y fue justamente esa vocación de poder lo que lo alejó más de cualquier chance de un tercer mandato.

Pero volvamos al caso de Hugo Passalacqua. Su posible regreso a la Rosadita justamente es un premio a su lealtad al partido, dispuesto a jugar el rol que le asignen sin quejas.

También un premio a su incesante trabajo y acompañamiento en estos cuatro años, tanto en su labor parlamentaria como, mucho más importante, su caminar por la provincia y volver a mezclarse con la gente.

Passalacqua no fue un mal gobernador. Uno de sus mayores méritos fue estar cerca de la gente en una época donde el estancamiento de la Argentina se tornó en retroceso.

Fue una cara y una voz cercana a la gente en una época de ajuste. Su frase más recordada: “La cosa no está fácil, y no está fácil mismo”.

Pero también es cierto que esas “ganas de más Passalacqua” que refirió Rovira la noche del triunfo de Oscar Herrera Ahuad se enfriaron bastante en estos cuatro años.

Rovira mandó a poner en la reforma de la Constitución provincial un botón anti-rivales que le sirvió muy bien para deshacerse de Maurice Closs en 2015. Ninguno se puede quedar más de dos períodos consecutivos (como gobernador o vice indistintamente).

Las “ganas de más Hugo” se enfriaron

Pero también le jugará un poco en contra ahora. De la misma forma que las ganas de Passalacqua se enfriaron bastante. De última ahora la gente se queda con más ganas de Herrera Ahuad.

Efectivamente, el actual gobernador se retirará con una aceptación llamativamente alta en momentos en que la sociedad argentina está bastante cansada de los políticos.

El mandatario no tiene resuelto su futuro político. Es seguro que no irá a Buenos Aires de diputado o senador. Rovira lo necesita bien cerca, no tanto en la Cámara de Representantes, sino en la calle y con la gente.

El posible regreso de Passalacqua, al fin de cuentas, desnuda las dificultades cada vez más grandes de la Renovación para renovarse de cara a la gente.

Rovira ha sido cada vez más expeditivo en hacer un refresh interno, jubilar a los más antiguos y promover cuadros nuevos. 

Pero esas caras nuevas que entran, inmediatamente juegan el juego de la interna, de ganar espacios en el bondi lleno, de no abrir la boca para no decir nada que pueda ser usado en contra y así pierden toda posibilidad de convertirse en líderes.

Porque el poder se construye con militantes, partidarios, simpatizantes y amigos. Pero las elecciones, cada cuatro años, se ganan con líderes.

Plan B/ 17-1-2022

Loading